DIAGNOSIS
ORIENTAL:
CUATRO VERDADES
FUNDAMENTALES
Comencemos por
las cuatro ideas básicas de la diagnosis oriental.
a) Todos los
fenómenos se componen de opuestos. La
paradoja se presenta en todas las cosas. Adondequiera que miremos en la
naturaleza, veremos la interacción de los opuestos. Sin paradoja no existiría
el mundo físico. Por ejemplo, el día está compuesto de luz y sombra; la raza
humana está compuesta por hombres y mujeres; no habría «caliente» si no hubiera
«frío». El cerebro tiene hemisferios izquierdo y derecho, y cada uno realiza
funciones complementarias. Todas las cosas tienen lado izquierdo
y derecho, parte
anterior y parte posterior, parte superior y parte inferior. Sin opuestos, no
habría manera de distinguir nada en el planeta. La vida no tendría forma.
En Oriente decimos que un extremo da nacimiento a su contrarío. Un
hombre pobre tiene la posibilidad de hacerse rico, una persona enferma puede
convertirse en sana; una persona sana puede enfermar, un hombre rico
convertirse en pobre. Cuanto más extrema es la condición, más posibilidades hay
de conseguir su opuesto. Todo problema puede convertirse en ventaja.
Lo que quiero decir es lo siguiente: por muy mala que parezca ser una situación,
existe una enorme posibilidad de crecimiento y felicidad.
La realidad sigue
siendo la realidad, pero cuando cambia tu punto de vista puedes ver como
oportunidades lo que antes veías como obstáculos.
Los problemas son las
semillas de la buena fortuna. Nos ofrecen la oportunidad de conocernos a fondo.
También nos hacen apreciar los aspectos positivos que todo el mundo tiene en su
interior, capacidades o talentos especiales. Hemos de saber explotarlos para
poder triunfar en la vida.
La idea de la
paradoja no se limita a Oriente; el filósofo griego Heráclito construyó toda su
filosofía sobre ella. «La oposición produce acuerdo», escribió. «De la
discordia nace la armonía más justa. [... ] Debido a la enfermedad, la salud es
agradable; debido a lo malo, lo bueno es agradable; debido al hambre, la
saciedad; debido al cansancio, el descanso.»
Los problemas son
la madre del crecimiento y el éxito. Abrace sus problemas y encontrará las
respuestas. En realidad, el verdadero
placer de la vida proviene de la simplicidad, pero como esperamos demasiado,
somos incapaces de apreciar las alegrías sencillas. Cuando esperamos demasiado
no somos capaces de apreciar nada, ni siquiera a nosotros mismos.
El principio de
los opuestos es antiquísimo. Formaba la base del primer libro de medicina jamás
escrito, El Clásico de Medicina del
Emperador Amarillo, gran obra china
que sienta los fundamentos de toda la medicina oriental. El Clásico del Emperador Amarillo expresa la filosofía de los opuestos como yin y
yang, las
dos fuerzas que hacen posible todos los fenómenos. Según se explica, yin es la
fuerza expansiva del Universo. Produce la fuerza centrífuga: hace las cosas
altas, húmedas, sueltas y femeninas. Yang es la fuerza contractiva y produce la
fuerza centrípeta: hace las cosas pequeñas, secas, apretadas y masculinas.
Estas dos fuerzas primordiales se consideran arquetipos en Oriente, es decir,
las dos fuerzas esenciales que ocasionan todos los acontecimientos en el mundo
físico.
b) Cada ser
humano es un todo unificado de cuerpo, mente y espíritu.
No hay separación
entre estas características humanas. El cuerpo no podría existir sin la mente y
el alma; tampoco podrían existir en la Tierra la mente y el espíritu sin el cuerpo.
Estos tres aspectos de la vida humana son uno. No se puede solucionar ningún
problema sin tratar estos tres dominios.
La diagnosis
oriental explica que un síntoma indica características físicas, psicológicas y
espirituales. La razón es que lo físico es un síntoma de lo mental y lo
espiritual. Gracias al espíritu llegamos a ser.
c) El todo se
puede ver en cualquiera de sus partes. En
lo micro podemos ver lo macro, y en lo macro podemos ver lo micro. Esto
significa que en cualquier parte del cuerpo podemos ver el funcionamiento del
todo. Al examinar la cara podemos ver el estado de los sistemas digestivo,
circulatorio y nervioso; del corazón, de los órganos sexuales, de los riñones, del
hígado y la vesícula biliar, y del bazo. Además, podemos ver muchas características
personales, entre ellas el talento, las tendencias, las fuerzas y las
debilidades. La cara revela los secretos del cuerpo y el espíritu.
d) La energía
circula por todo el cuerpo en circuitos o canales maravillosamente organizados
llamados meridianos. Estos meridianos
son ríos de energía que discurren de la cabeza a los pies, creando una red
Ínterconectada que enlaza todas las células y órganos con todas las demás partes
del cuerpo. Más adelante veremos cómo se pueden examinar esos meridianos para
revelar la salud de los órganos individuales.
La unidad de la
vida es pasmosa. Prácticamente todas las religiones y filosofías importantes a
lo largo de los tiempos han señalado esa unidad; es el más básico de todos los
principios. «Escucha, oh Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor es Uno. » Esta
no es sino una expresión de este principio fundamental. La diagnosis oriental,
también basada en este principio de unidad, es, por lo tanto, no sólo una
técnica o instrumento, sino también un camino filosófico y religioso. Nos
conduce a la fuente de la vida, que es la divinidad interior. Hemos de
acercarnos a ella con una actitud de humildad, reverencia y aprecio, y no
usarla jamás como instrumento para criticar a otras personas, ni permitir que
se convierta en un medio para acusar de inferioridad o debilidad a uno mismo o
a otras personas. Está destinada a
inspirar y edificar. Está destinada a servirnos de guía hacia la unidad.
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